Os escribo desde Sofía, Bulgaria. Hace 20 días que llegué y todo está pasando en un abrir y cerrar de ojos (quién lo diría, parece que fue ayer cuando cogí el avión con miedo de cómo sería todo: la gente con la que me juntaría, la empresa, etc.)
Bulgaria me ha recibido con los brazos abiertos, dándome la oportunidad de conocer una nueva cultura, a personas maravillosas y lugares llenos de cultura y experiencias nuevas que vivir.
Cuando se viaja a un lugar completamente diferente a tu país natal es violento, por ello la mejor manera de hacerlo es con la mente abierta, y actitud positiva, dispuesto a todo lo que te haga crecer como persona.
Personalmente, he tenido mucha suerte de encontrarme con gente tan simpática y que me acoja en su lugar de trabajo una empresa tan optimista y con ganas de enseñarme tanto como lo hacen, y todo ello confiando en mi. Eso sí, trabajando mucho.
Por otro lado, lo que más asustada me tenía era el idioma. El búlgaro es uno de los idiomas más difíciles de aprender del mundo (según internet) y resulta que algo de razón tiene. Por esa parte, sinceramente, es difícil integrarse del todo, pero siempre va a haber alguien que sepa inglés y que quiera y pueda ayudarte.
Excursión a Plovdiv, ciudad que será Capital de Cultura Europea en 2019, ya que es la ciudad más antigua de Europa:
La catedral más impresionante de Sofía al amanecer:
Foto de hoy mismo, está el tiempo loco: sol, lluvia, granizo, nieve, no hay nada que me quede por ver:
Ane Miren
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