Nos despedimos de Escocia con esa mezcla de tristeza y nerviosismo del que abandona algo que le ha enseñado muchas cosas, cuando uno ya cree que ha aprendido suficiente.
Nos despedimos pero nos llevamos tierra escocesa en los bolsillos, que en la maleta seguro que da problemas. Y yo personalmente me quedo con colegas a los que seguir atormentando en persona y en la distancia, con paseos y paisajes que volver a patear (imaginariamente o no) y con cosillas pendientes, como siempre. Pero eso es lo bueno, dejar cosas para la siguiente visita. Quedarse con ganas de algo más.
Y eso, nostalgia, melancolía y ñoñadas varias aparte, os dejo con mi última visión de Escocia, se ya laiter!!
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