Jon Zapirain (Comercio) – Lohja,
Finlandia. Mis compañeros han relatado de maravilla cómo han transcurrido nuestros
primeros días, así que no os quiero aburrir contándoos otra vez lo mismo. Por
esto, quiero dar un enfoque distinto a mi experiencia aquí.
Para quien no conozca Lohja, es
un pueblo de unos 40.000 habitantes, pero a decir verdad no sé dónde se meten…
está situado a unos 65 km de Helsinki y su mayor atracción turística es un gran
lago con islas y bosques de pinos, por el momento esto es lo único que he
podido ver de Finlandia.
Vista aérea de Lohja y el lago |
Sin embargo, después de dos
semanas conviviendo con los finlandeses en Lohja, he podido sacar mis primeras impresiones, las cuales me
gustaría compartir con vosotros:
1. Frialdad: típico recibimiento finlandés
Los finlandeses son personas normales, les gusta charlar, reír y
disfrutar de la vida; no son seres con corazones de hielo. Su particularidad es
que no van regalando gratuitamente expresiones de afecto y disfrutan del silencio, es decir, economizan las conversaciones.
Por ello pueden parecer fríos en un primer momento, solamente
hay que esforzarse un poco en ganarse su confianza. En realidad, no se
diferencian mucho de los euskaldunes, en este aspecto.
2. Fortuna y humildad: aquí no están reñidos
Finlandia es uno de los países de
la UE con el salario medio más elevado:
unos 2.700€ al mes, y es cierto que el
coste de vida es mayor que en otros países y que los impuestos al consumo
son altos, pero no tanto como nos dan a entender. Por ejemplo, en España el IVA
de tipo general es del 21% mientras que en Finlandia es del 24%.
En cambio, en vez de llevar una
vida ostentosa con ropas caras, coches de lujo, villas de tres pisos, etc. son gente sencilla y humilde. Se conforman
con lo justo y necesario, gastando el dinero en lo que realmente les importa.
Buena muestra de ello es la sobriedad y la funcionalidad del diseño finlandés.
Muebles de Alvar Aalto, padre del diseño finlandés |
3. Educación a la carta: desmadre en las aulas
Para empezar, la educación es
totalmente gratuita desde los 7 años hasta la universidad; tienen 15 minutos de
descanso por cada 45 minutos de clase, más otros 45 minutos para almorzar;
tienen una mejor orientación profesional desde primaria… pero lo realmente
importante es que la educación es capaz
de adaptarse y centrarse en lo que necesita cada alumno, eso de sopa para
todos no vale en Finlandia.
Esto permite una gran autonomía y auto-regulación por parte del alumno y del centro,
que visto desde nuestros ojos parece que las clases son un desmadre, pues nada
de eso: la auto-expresión, la interactividad y la creatividad es lo que se
respira en las aulas finlandesas.
Esta es mi particular visión de lo que he visto día a día, durante estas
dos semanas, en el trabajo, en el instituto y por las calles de Lohja; pero
estoy convencido de que estoy completamente equivocado, porque las primeras
impresiones siempre son engañosas, con lo que todas estas conclusiones pueden
darse la vuelta en cualquier momento…
Ya os iré informando. Hasta pronto.
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