miércoles, 16 de marzo de 2016

3 cosas que me rondan por la cabeza: frío, dinero y libertad



Jon Zapirain (Comercio) – Lohja, Finlandia. Mis compañeros han relatado de maravilla cómo han transcurrido nuestros primeros días, así que no os quiero aburrir contándoos otra vez lo mismo. Por esto, quiero dar un enfoque distinto a mi experiencia aquí.

Para quien no conozca Lohja, es un pueblo de unos 40.000 habitantes, pero a decir verdad no sé dónde se meten… está situado a unos 65 km de Helsinki y su mayor atracción turística es un gran lago con islas y bosques de pinos, por el momento esto es lo único que he podido ver de Finlandia.

Vista aérea de Lohja y el lago
Sin embargo, después de dos semanas conviviendo con los finlandeses en Lohja, he podido sacar mis primeras impresiones, las cuales me gustaría compartir con vosotros:
 

1. Frialdad: típico recibimiento finlandés

 

Los finlandeses son personas normales, les gusta charlar, reír y disfrutar de la vida; no son seres con corazones de hielo. Su particularidad es que no van regalando gratuitamente expresiones de afecto y disfrutan del silencio, es decir, economizan las conversaciones.

Por ello pueden parecer fríos en un primer momento, solamente hay que esforzarse un poco en ganarse su confianza. En realidad, no se diferencian mucho de los euskaldunes, en este aspecto.

2. Fortuna y humildad: aquí no están reñidos 

 

Finlandia es uno de los países de la UE con el salario medio más elevado: unos 2.700€ al mes, y es cierto que el coste de vida es mayor que en otros países y que los impuestos al consumo son altos, pero no tanto como nos dan a entender. Por ejemplo, en España el IVA de tipo general es del 21% mientras que en Finlandia es del 24%.

En cambio, en vez de llevar una vida ostentosa con ropas caras, coches de lujo, villas de tres pisos, etc. son gente sencilla y humilde. Se conforman con lo justo y necesario, gastando el dinero en lo que realmente les importa. Buena muestra de ello es la sobriedad y la funcionalidad del diseño finlandés.

Muebles de Alvar Aalto, padre del diseño finlandés

 

3. Educación a la carta: desmadre en las aulas

 

Para empezar, la educación es totalmente gratuita desde los 7 años hasta la universidad; tienen 15 minutos de descanso por cada 45 minutos de clase, más otros 45 minutos para almorzar; tienen una mejor orientación profesional desde primaria… pero lo realmente importante es que la educación es capaz de adaptarse y centrarse en lo que necesita cada alumno, eso de sopa para todos no vale en Finlandia.

Esto permite una gran autonomía y auto-regulación por parte del alumno y del centro, que visto desde nuestros ojos parece que las clases son un desmadre, pues nada de eso: la auto-expresión, la interactividad y la creatividad es lo que se respira en las aulas finlandesas.

Esta es mi particular visión de lo que he visto día a día, durante estas dos semanas, en el trabajo, en el instituto y por las calles de Lohja; pero estoy convencido de que estoy completamente equivocado, porque las primeras impresiones siempre son engañosas, con lo que todas estas conclusiones pueden darse la vuelta en cualquier momento…

Ya os iré informando. Hasta pronto.

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