lunes, 8 de abril de 2019

Mi primer mes en Finlandia

Hace ya más de un mes que llegué a Finlandia, y la situación se ha ido solidificando gradualmente.

Poco después de llegar al apartamento en el cual iba a vivir durante los próximos 3 meses, me encontré sumergido en un océano de incertidumbre.

En primer lugar y como nos pasa a la mayoría, no había salido de mi zona de confort antes. El chaval que vivía a mesa puesta, ahora tenía que sacarse las castañas del fuego. Ya era hora. Eso no fue mayor preocupación, el problema más considerable se presenta el día 4 de Marzo, el día en el que teóricamente, mi compañero de piso y yo empezamos nuestra formación en el centro de trabajo.

El mismo 4 de marzo, nos dieron a entender que aún no habían encontrado ningún proyecto al cual asignarnos, y nos pidieron que volviésemos al siguiente día, ya que probablemente tendrían algo para entonces. Y pasaron 1, 2, 3...14 días. 2 semanas después, parece que se habían dignado a ofrecernos algo en lo que trabajar. Asistimos a una reunión con unos clientes de la empresa en cuestión, para los cuales empezaríamos a trabajar desde la semana posterior.

Actualemente, seguimos trabajando para uno de los clientes y, aunque no hayamos estudiado nada de lo que se nos ha mandado hacer, estamos adquiriendo nuevos conocimientos técnicos, lo cual es algo gratificante.

Poco después de haber estrenado nuestro nuevo trabajo, mi compañero Ibai y yo aprovechamos un domingo para escaparnos un día a Helsinki y disfrutar un poco de la capital de Finlandia. Entre muchas otras cosas, visitamos la Catedral luterana de Helsinki y la famosa plaza del mercado. Personalmente, el lugar más bonito que visitamos aquel día fue la fortaleza Suomelinna. Se trata de una fortaleza construida sobre varias islas que ofrece un plácido paseo por la historia de 3 países (Finlandia, Rusia y Suecia) y unas maravillosas vistas al mar.

Durante este primer mes, he tenido la oportunidad de conocer a muchos estudiantes de diferentes países (México, Italia, Francia, República Checa, Dinamarca, Marruecos, Corea del sur...). De hecho, solemos hacer cenas regionales. No solo es una buena manera de conocer la gastronomía de otros países, sino también de enriquecerse de nuevas culturas y amistades.

En conclusión, incluso si hemos tenido un inicio un poco desastroso, la maravillosa gente que hemos conocido y las oportunidades que este erasmus nos brinda, construyen el camino para una fantástica experiencia la cual estoy seguro que no olvidaremos.


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