viernes, 8 de abril de 2016

Primeras impresiones de Escocia: Arquitectura

La primera impresión de una ciudad te la da su arquitectura. Sin interactuar. Sin degustar. Los ojos se te centrarán en un punto o en otro dependiendo de dónde vengas y lo que hayas vivido hasta entonces.

Soy Stefania y me considero una amante de los pequeños detalles. El programa de Erasmus+ me ha traído a Escocia, y vaya si lo agradezco.
Llegué, el cuatro hizo un mes, a Edimburgo y vi sus edificios, tan respetuosos con lo que ha sido su historia, tan bien hilados y conectados con lo que hay a su alrededor. Mucha piedra, poco cemento y menos pladur. Tiene sentido que la tecnología y el avance en materiales y técnicas no se coma a lo bonito del estilo antiguo de un lugar. Armonía.


 
Pude adivinar enseguida qué tipo de personas habitan la ciudad, prejuicios nos los creamos todos: ventanas y puertas grandes, enormes muchas veces, por las que entra toda la luz que pueda llegar en un sitio donde el tiempo es tan inestable. No veo casi cortinas ni persianas. Plantas, flores, muñecos y pequeños guiños al paseante decoran escaleras y ventanales. Me encanta. Nos están invitando a entrar. Bueno, casi.
Hay viviendas y comercios escondidos en los bajos de edificios, con patios que realmente están expuestos a que un día vaya y me siente una de las sillitas de madera a tomarme mi café. Tranquilos, no es una amenaza.
 
Si me alejo un poco del centro, me sorprende lo casual de sus calles. Doblo una esquina y está el barrio soñado por mi madre, por la madre amante de lo adorable de cualquiera. Suelo adoquinado y casas de baja altura, puertas pintadas de colores y vecinos que parece se ponen de acuerdo para adornar su calle. Si estáis por la zona algún día, haceos la obligatoria visita del Museo de Arte Moderno por el Water of Leith Walk, pasaréis por un par de barrios que harán que os brillen los ojos. Circus Lane también es otra bonita visita.





 
Os podría prometer que visitaría más las iglesias y cementerios si viviera aquí. Nada ostentosas (por lo menos desde fuera), con jardines que son cementerios usados a veces como zona de picnic. Lo que no significa que no se respeten. Es otra forma de pensar.

He podido alejarme un poco de Edimburgo y visitar Dunbar. Si consideráis que tenéis algo de sensibilidad, tenéis que visitarlo: pueblito costero con recorrido a pie por puerto, acantilados, campo de golf abierto y playa; castillo de 1388 en ruinas habitado por gaviotas y cuervos; gente tranquila y amable; tráeme el edredón que nos quedamos aquí un tiempo. Detalle: los aseos públicos más cuidados que he visto en mi vida.



Seguro que me quedan muchas cosas por descubrir por aquí, Escocia pareciera tener muchos rincones escondidos entre piedras, pero quise centrarme en lo que me dice su arquitectura y hasta ahora es lo que tengo.

Hae a guid day!

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