Ayer fue día de despedidas y día de dejar Sofía, y eso conlleva tristeza, pero una alegría enorme después de una experiencia tan bonita y haber aprendido tanto, sobre todo al lado de personas maravillosas.
Estoy más que convencida que viajar, trabajar en un país totalmente diferente y conocer nuevas culturas te hace abrir los ojos, y con ello crecer como persona.
Y como no, después de haber pasado por una experiencia así, se hace un poco duro volver a casa (sobretodo hacer las maletas), pero pensar en volver a ver a todos los seres queridos es lo que hace querer volver.
Por ello, ¡recomendaría a cualquiera animarse a apuntarse a Erasmus sin duda alguna!
Por cierto, Donosti es precioso en cualquier época del año, pero pasar un tiempo fuera y volver hace verlo con distintos ojos, y ahora es mucho más que precioso.
Ane Miren
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