Después de haber estado 3 meses en esta ciudad puedo decir que me da muchísima pena irme. La experiencia que he vivido aquí a sido genial y no puedo más que estar agradecida con mis compañeros de trabajo que se han portado tan bien conmigo. Les echaré de menos a todo el hotel en general.
La última semana he tenido sentimientos encontrados. Por un lado ya sabiendo que no me queda nada es como si quisiese coger el avión de vuelta ya. Por otro lado pensándolo profundamente no quiero que está experiencia se acabe. Ha sido súper enriquecedora. La última semana he trabajado con ese sentimiento de nostalgia. No me creía que ya se acababa.
El Sábado el hotel me organizo la visita a Auschwitz así que a las 8 de la mañana me venían a buscar al hotel. 1h y media después llegamos a Auschwitz. Dejamos las mochilas en los buses y después pasamos por un control para entrar a Auschwitz.
Es impresionante, la sensación de ver eso con tus propios ojos. Saber que miles de personas pasaron por ahí y que fueron aparte de sus últimos días sus días más terribles. Lo cierto es que es desolador.
Auschwitz está dividido en tres sectores por llamarlo de alguna manera. Primero vas a Auschwitz I aquí se conservan los barracones pero por dentro son museo hay fotografías expuestas, utensilios, etc.
Lo más impactante fueron los zapatos, cientos de ellos apilados, las maletas con los nombres de la gente y números identificativos, gafas tambien en una maraña, pero, sin duda lo que más me sorprendió es el pelo. Pelo que una día cubrió la cabeza de cientos de mujer y digo cientos porque en esa sala había 2 toneladas de pelo. Simplemente escalofriante. Por respeto en esa sala no se pueden sacar fotos.
Después entramos a la cámara de gas. La sensación es terrible. Esta era la cámara más pequeña... Mataban en ella 700 personas de una vez... terrible. Luego el crematorio.
Salimos del campo y nos montamos en el bus camino a Auschwitz-Birkenau (Auschwitz II) En este campo todo cambia aquí las barracas están conservadas como estaban en su día. Se pueden ver las letrinas y las literas.
Además quedan las ruinas de las cámaras y los crematorios. En estas cámaras llegaban a entrar 2000-2500 personas de una vez...
Terminada la visita nos dejan en el hotel.
Ha sido una mañana muy triste la verdad.
No sé hasta qué punto merece la pena visitar Auschwitz, por un lado estás viendo parte de la historia y sirve para que no olvidemos las atrocidades que ha cometido el ser humano (debería enseñarnos a no cometer los mismos errores pero estos u otros crímenes hoy por hoy se cometen en otras partes del mundo) por otro lado te llevas una sensación muy triste en el corazón.
Las personas muy sensibles mejor que no vayan.
Después me fui a comer por ahí yo solita y quedé con mis amigos. Fuimos a cenar pancakes que estaban de muerte. Y después a casa a descansar.
El Domingo fue un día genial les llevé a un sitio que conocía porque lleve a mi madre ahí a comer ensalada comimos ensalada y pasta y no pudimos con todo.
Nos fuimos a comprar souvenirs y a pasear y la verdad que estuvo genial.
Después nos fuimos acercando a Kasiemierz el barrio judío y decidimos entrar a tomar algo.
Nos quedamos en una terracita un buen rato disfrutando de nuestras bebidas y nos fuimos a dar otro paseo por el barrio judío hasta que terminamos paseando por el río.
Decidimos ir a cenar a un japonés a comer sushi cuando llegamos nos dijeron que ya tenían la cocina cerrada y eso que aún eran las 9. Buscamos otro y no nos convenció hasta que de casualidad uno de nosotros vio uno y entramos.
Yo disfruté como una enana me encanta el sushi.
De ahí cogimos el tranvía me despedí y me fui a la cama. Fue un día provechoso en el que estuve tan agusto que al llegar a casa tenía un sentimiento de nostalgia enorme. Iba a ser mi última noche.
Ayer mi último día en Cracovia fui a mi hotel a despedirme, me tenían preparado unos regalos, la taza del hotel, la figura del hotel (el dragón) y además una camiseta del equipo polaco con mi nombre. A mi que no me va mucho el fútbol pero me hizo una ilusión terrible la verdad jejejeje. Me despedí pero por supuesto no era un adiós sino un hasta pronto.
Ahora ya estoy en Wroclaw en un hostel que está cerca de la estación pero en el que he tenido que subir 4 pedazo de pisos las maletas a pulso porque no hay ascensor. Pero bueno habrá que aprovechar y ver la ciudad.
Os contaré en el próximo post.
Un saludo,
Irene Idiaquez
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